El clima nos traiciona. La primavera se debilitó. Hoy hizo un buen frío que me hizo recordar al crudo invierno de hace ya varias semanas. En estos momentos, 11.59 a.m. hay unos 6 grados. Por supuesto, ahora he vuelto a usar la calefacción. Además el cielo está bastante nublado, lo cual me hace recordar mucho a Lima y, por ello mismo, le da cierto atractivo a la ciudad. Pero por acá, nublado significa advertencia de lluvia. Y en efecto, hoy llovió y llovió.
Hoy tenía planificado ir a la Subprefectura y luego al consulado para averiguar lo de mi renovación de visa. Me dio mucha alegría cuando busqué la dirección del consultado y me di cuenta que queda a unas cuantas cuadras del depa. Excelente. Así que fui a eso de las 9 a.m., llegué y me enviaron a otro local a unos cuantos metros. No había casi nada de gente y sólo esperé un poco. Me dio más alegría pues no me tendría que enfrentar a la temida burocracia francesa.
Pero en realidad, me equivoqué. Resulta que en este local solo tramitan las visas de residencia para los que tienen más de 10 años en Francia. Me mandaron a la Prefectura, la cual está a unos 40 minutos de mi depa y en los límites de Paris. Para aprovechar el día, me fui hoy mismo a ese otro sitio. A la 1 de la tarde tenía clase así un poco más de 2 horas para ir a averiguar, comer e ir a la universidad.
Llegué a las 11 a.m. y había bastante gente. Intenté sacar un ticket de atención pero la máquina no funcionaba. Le pregunté a un patín y me dijo que hoy ya no se daban más tickets pues se había llegado al límite de cupos. Le pregunté a qué hora vino y me respondió que lo hizo a las 5 a.m.! Y encima, cuando llegó le tocó el ticket 85!! Para tener el ticket número 1 hay que venir a las 2 a.m.!!! Wow!!!! (han visto la progresión numérica de los signos de exclamación). Me hizo recordar al seguro social y me dio mucha pena. Acá la gente espera en el frío y con lluvia. Bueno, hay techito pero igual. Quizá el por qué sea simple de hallar: esa cola es solo para trámites de los extranjeros.
Felizmente, por ahora no tengo que hacer esa cola. Hay un teléfono de informes al que llamaré mañana. Uffffffffffffff y otra vez ufffffffffff. Uno más por si acaso ufffffffffffffffffffffffffff. Luego de este guiño de la burocracia, me fui al restaurante universitario que está cerca a mi uni. Estaba cerrado por refacción. Había que ir a otro a unas 6 cuadras. Llegué y había mucha gente. Quizás por ello mismo, inicialmente me sirvieron muy poco. Era polenta con una especie de asado de verduras. Y cuando me sirvieron me dieron casi nada de verduras. En realidad, fue maleado. Así que le dije al pata si me podía dar un poco más. Sonrió y me sirvió mucho más. Ese pata es medio pendavis pues cada vez servía menos, hasta que un héroe (pobre o hambriento, qué más da) como yo se lo hiciera saber, jeje.
Salí del restaurante universitario a la 1 en punto y para ir rápido agarré una bicicleta…en plena lluvia. Confié en mi instinto de orientación y en mis ya 8 meses parisinos. Por supuesto, me equivoqué de camino y terminé yendo en la dirección contraria a la universidad. Llegué a las 1.30 p.m. a la uni y ya no entré pues al profe no le gusta que lleguen tarde. Por suerte no me perdí de nada.
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