miércoles, 31 de marzo de 2010

Calefacción, Alemania y libro

La semana pasada fue el día del planeta y se me pasó mi acción solidaria. Así que decidí ya no usar la calefacción en mi cuarto. La temperatura ya ha subido lo suficiente y consideré que mi cuerpo podía aguantar sin mayor problema. Además, los franceses son medio engreídos con esto de la calefacción pues la usan todo el tiempo cuando, en realidad, en muchas otras partes del mundo la gente vive con el frío a toda hora del día. Pues bien, hoy es el quinto día sin calefacción y pues, por supuesto, fue el último hasta nuevo aviso. Intenté y batallé pero el frío me ganó. Así que ahora les escribo con algo más de calor corporal. Lo siento, medio ambiente. Ya buscaré formas de resarcir mi daño.


(Calooooorr)

Justo me acaba de llegar un correo del instituto alemán al que postulé confirmando que llegaron los documentos para la beca. Dicen que a mediados de mayo me responden para ver si la obtuve o no. Imagino que ya me aceptaron pero no quieren desanimar al resto. Ayy, por qué seré tan bueno. Qué problema.

Y hablando de problemas y enyucadas. Ayer me regresaba de la uni cuando, ya luego de bajar del metro acá en Saint Denis, la jaladora de una tienda de libros me llama para ofrecerme un folleto. El folleto venía incluido con un rollo de 15 minutos imparable por parte de esta chica. La verdad siempre me ha faltado decisión para cortar los rollos de vendedores. Mmmm…debería implementar el control de comunicaciones que inventé para Sayuri. Quizás me pueda hacer rico. Pensaré en patentar la idea.


(Control de comunicaciones para habladores. Invento aún no patentado...pero funciona)

Bueno, la cosa es que la vendedora me dio una tarjeta de beneficios, descuentos y un regalo. Luego de todo el rollo, me hizo elegir un libro que me gustara para un descuento formidable (de 5 euros sobre un libro de 16). Pero resulta que tenía que comprar el libro de inmediato sino se acababa el mundo. Y me lo dijo empujándome caletamente a la caja. Ayyy, me sentí corto y caballero compré el libro. Ah, por supuesto, el regalo te lo dan en tu cumpleaños y no de inmediato. Lección aprendida: Los vendedores son igual en polvos azules y en todas partes del mundo.

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