Este fin de semana, hubo peligro de tempestad en muchos lugares de Francia. En Paris el riesgo era medio felizmente. El mayor peligro acá fueron los vientos pues el mar está bien lejos, lo cual es bueno aunque extraño la playa sin yo ser playero. En realidad no hacía frío. La temperatura ya está mucho mejor. Estamos en unos 5 grados y a veces me siento con ganas de salir en short a la calle. La adaptación del cuerpo al clima es fenomenal. Lo mejor de todo es que como este invierno es seco, mi nariz va perfecta (dentro de sus defectos). Es como si a mi rinitis no le hubieran dado la visa. Va bene.
Según las estimaciones los vientos llegaron a 80 km/h en Paris lo cual es bastante. Acá pongo unos videos que grabé. El primero está movido pues justamente vino una ráfaga de tiempo y me movió. Ok, ok, no se necesita gran fuerza para moverme. El viento era tan fuerte que la lluvia caía casi de manera horizontal y era muy fácil terminar empapado. Fue divertido, pero no para todos. En una zona costera se salió el mar e inundó muchas zonas. Murieron como 9 personas casi todos viejitos. Qué pena.
Acá en Saint Denis (recordar que es como el Surquillo de Paris), hay tiendas especializadas en vender cosas vencidas (o casi por vencer). Claro, todo el mundo lo sabe y el jale está en el precio. En ocasiones he visto 6 litros de leche de hipopótamos a 3 euros (no, mentira, de vaca) lo que es un ahorro de cómo 50%. Ayer vi unas papitas Pringles a 1 euro 2 latas. Y eran las latas verdes con sabor a cebolla. Mmmm…no me pude resistir. Hace tiempo que no comía esas papas así que lo compré pensando que tendría un par de días antes que caduquen. Mi cálculo no fue tan certero: Vencieron en octubre del año pasado. Igual estaban buenas y me metí un atracón algo satisfactorio. Me queda otra lata así que me espera un poco más de la buena vida…
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