Como te había comentado, este domingo me fui a un concurso de Marinera, obviamente organizado por peruanos. Me invitó Pepe que es el contacto de la tía Delia, ya que este pata hace de maestro de ceremonia. El concurso estuvo bonito pero no tanto por la calidad de los participantes sino porque fue un reencuentro con mi patria (y eso que yo nunca he sido muy patriota que digamos). Sentir la fuerza de la marinera fue algo emocionante, la verdad que sí. Hubo una tía que cantó “la flor de la canela” y un ecuatoriano que cantó “contigo Perú”. Eso fue lo más raro que he visto. Bueno, más raro terminó siendo ese pata pues, al preguntarle a Pepe cómo es que el ecuatoriano canta canciones de mucho significado peruano, lo único que me respondió fue: “es chivo”. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? No lo sé.
Una de las partes más bacanes del concurso fue la comida. Esperaba que, siendo peruanos en el extranjero, a alguien se le ocurra vender comida peruana. Y así fue. Hubo una tía que preparó varias cosas pero al parecer ya era la segunda tanda y no alcancé a probar mucho. Sólo había arroz con frejoles, encima un pollo tipo pollada (qué rico) y su ensaladita más. El pollo lo comí hasta con las manos. El toque peruano era obvio en esa cocción. Debe ser que la tía no se lavó las manos. Eso fue lo más cercano que llegué a esa feria Mistura.
El sábado y el viernes anterior estuve paseando con una chica peruana que conocía en la Defensoría. Ella ahora está haciendo un semestre de su carrera en Suiza y justo tenía que llevar un curso de 1 semana en Paris. Cuando ambos estábamos en Lima ya habíamos quedado en encontrarnos algún día. Pero ella no sabía que yo me mudé a Paris ni que yo que ella también había ido a esa ciudad. Así que por las maravillas del Facebook lo supimos y nos encontramos. Hicimos un paseo superficial a algunas de las cosas más conocidas por acá y ya. Descubrí varios sitios bien bonitos que ya exploraré con más calma en los siguientes meses.
Hace unos días fui al supermercado. Acá hay varios pero el más cercano al depa es uno que se llama Carrefour (algo así como “encuentro”). Para que te hagas una imagen, es como Plaza Vea pero más cochino y desordenado. Había muchas cosas en el suelo al parecer porque la gente lo tomó en algún momento pero ya no lo puso en su sitio. Bueno, es lo de menos, lo que importa es el precio. Compré algunas cosas básicas como para sobrevivir en los primeros días. Ah, Eric se ofreció a acompañarme.
Hoy continué las compras pero esta vez ya no es el supermercado sino en el mercado no más. A unas tres cuadras del depa hay un mercado que sólo abre los martes, viernes y domingo. Un poco raro. Y la cosa es que en esos días otros muchos ambulantes aprovechan la ocasión y se ponen en las calles aledañas para vender ropa de marca bien barata (¡bamba pues!) además de comestibles.
Di un paseo y la verdad que uno puede encontrar casi de todo. Por supuesto que no hay extracto de rana. Prácticamente hay todas las verduras “básicas” que uno encuentra en Lima además de las carnes. Sobre estas hay que tener cierto cuidado pues algunas parecían tan frescas como la carne del último brontosaurio encontrado sobre la faz de la tierra. Parece que la lógica del mercado es “si compras en cantidad, te sale más barato”. Compré unos 16 frascos de yogurt (ya mandaré foto) por 3 euros. Una ganga total. El precio es mejor que en el super mercado. Compré también 6 peras (1 kilo) a 1 euro. Ah, y lo mejor de todo fue que compré carne molida. 2 kilos a 10 euros. Eso significa que voy a tener que embutirme diariamente abundantes cantidades de carne. ¡Qué rico! Ah, el yogurt vencen 10 días (por eso el precio) así que comeré carne con yogurt de desayuno, almuerzo y cena.
Aproveché la carne y la complementé con unos fideos recocidos y la salsa de tomate que me llevé de Lima. Salieron buenazos. Soy todo un chef.
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