Sobre el día de ayer olvidé comentar algunas cosas. Aunque en realidad fue un tanto apropósito. En mi primer paseo por la universidad me topé con varias cosas graciosas y un tanto chocantes para nosotros los latinos que somos conservadores (menos yo, por supuesto).
Fui al centro de cómputo para ver si me podían activar mi código de internet y tener acceso a esta vaina. Ah, la verdad que uno se vuelve súper dependiente del correo y ni qué decir del teléfono. Bueno, la cosa es que llegué al primer piso de este centro y me atendió un francés con cara de pastrulo misio que no me dio mayor información, así que le dije gracias causita y me fui pal segundo piso.
Mientras hacía la cola (había un chibolo medio galán y sus dos amigas chibolas que seguramente botaban algo de saliva por él. El comentario viene a que las dos chicas eran más superfluas que el hijo de la unión lésbica entre Britney Spears y Paris Hilton, así que imagínate), noté que la persona que atendía era bastante seca. Luego vi que tenía pelo negro y piel no francesa, digamos. Sus tabas estaban algo matadas y noté que su ropa no lo hacía resaltar necesariamente como un francés. Le vi un ojo y pensé que era indio pero cuando ya le vi todo el cacharro y escuché algo de su acento me di cuenta que era latino. La cosa es que este pata despachó a los francesitos con algo como “lo siento, no se puede aquí”. Ahhh, dije este es peruano y se está vengando de todas las veces que un wachiman nos ha dicho lo mismo. Y efectivamente, lo era pues se lo pregunté. Me dijo que sí se podía tener acceso a internet con los números de no sé qué y no sé cuántos. Me habló como si le hubiera preguntado si yo aún tenía pelo o si en Perú me puedo pasar la luz roja. C´est la vie. Le agradecí mucho su consejo pues sabía que no funcionaba, ya había intentado su método.
A la salida de hablar con el peruano, quizás antes o quizás después, ya qué más da. Seguí caminando por ahí. Me topé con 3 afiches geniales hechos por la asociación de estudiantes. Me dio un poco de roche tomarles foto pero ahí están. Esos estudiantes son tan creativos como bravos.
Luego de ver los afiches, quizás antes o quizás después, me fui a la librería a comprar algunos libros básicos de francés y de sociología. Con tanto que me ha pasado creo que hasta yo me olvidé para qué vine a Lyon. Me atendió un tío que tiene un aire a Cotler (un sociólogo peruano) con una mezcla del doctor chapatín. Muuuy buena gente. Cada vez que sienten que eres extranjero te buscan sacar algo de información y conversación. Es más, me dijo que regrese cuando quiera para practicar el idioma. Ah, y no parece gay.
Me compré tres textos básicos que Colter-Chapatín me recomendó casi excitado. Los leeré esta semana puesto que a veces me pregunto que, siendo economista, para qué roña me metí a estudiar algo tan distinto como sociología. Bueno, hay sus razones. Compré además un libro de gramática en francés que me fue recomendado por una mexicana. ¿cuándo, dónde? En MAEVA (esa vaina de la universidad que ayuda a los recién bajados como yo). Me habló en español (o en mexicano querría decir), lo que me hizo sentir cómodo y algo cercano a mi terruño y mis seres y no seres queridos. Ella se llama Laura y se encarga de las actividades culturales que promueve la universidad. Hay un egg de cosas: salsa, dansa jazz, capoeira, karate, taekwondo, tiro con arco, football, basket, tenis, pin pon, talleres de lectura, discusión, teatro, y un largo etcétera. Si no hay propuesto un taller de yan ken po realmente es porque hay muy pocos jalados en esta ciudad.
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